lunes, 25 de noviembre de 2013

Capítulo 1

7:00a.m

  Un nuevo día comienza, el despertador suena y mi madre grita desde la cocina para que me levante. Odio los lunes.
  Me levanto de la cama y me quedo de pie, mirando a la nada. Quisiera tener al menos una razón por la que levantarme cada día. Me pongo el uniforme, me peino, cojo mi mochila y bajo a desayunar.

-Buenos días Caitlin. Date prisa o llegarás tarde.

  Desayuno mientras veo la televisión. No hay nada interesante por las mañanas pero al menos me distrae y no se escuchan tanto las voces que hay en mi casa desde primera hora de la mañana. Termino de desayunar, me lavo los dientes y salgo de mi casa. Camino del autobús me pongo los cascos y empieza a sonar música.
  Llego a la parada y justo está llegando el autobús, he tenido suerte. Le enseño al chófer mi bono de transporte y me siento en el primer asiento que veo libre.
  Una parada después de la mía se sube siempre un chico muy guapo. Su instituto está prácticamente al lado del mío. Llevo enamorada de él desde que empecé a ir a este instituto y me lo encontraba todas las mañanas y todas las tardes al volver. De él sólo sé que se llama Dan y que ha estado con un montón de chicas de su instituto. A pesar de que sea un mujeriego, para mí es el chico perfecto. Ojalá él también se fijara en mí. Me gusta muchísimo. 
  Cuando me doy cuenta él se ha bajado lo que significa que yo también debería de bajarme. Cojo mi mochila y salgo del autobús. Aún tengo que andar unos 5 minutos para llegar al instituto. Él está delante mía, en su música. Cada vez que lo miro me encanta más, pero no son amores compatibles, por mucho que me gustaría estar con él.
  Miro el reloj y veo que quedan 2 minutos para que empiecen las clases. Aligero un poco el paso y consigo llegar antes de que cierren las puertas.

-Señorita, no está permitido el uso de aparatos electrónicos en el centro, así que, por favor, quítese los cascos y apague la música.
-Sí, sí, ya voy.

  Me quité los cascos y los guardé junto con el móvil en la mochila. Corrí escaleras arriba para llegar a la clase. Estaban entrando y tuve la suerte de entrar antes que la profesora. Menos mal, no me pueden poner otro retraso más, al siguiente me ponen un parte y es lo que me faltaba con el plan que tengo en casa.

  Las clases se me hicieron eternas, menos mal que ya era la hora del recreo. Me senté dónde siempre nos sentábamos todos y saqué mi sandwich.

-Vaya día llevo, la de matemáticas me tiene manía -dijo Alice y luego dio un trago a su zumo de manzana.
-No es que te tenga manía, es que no tienes ni idea de matemáticas y siempre lo llevas todo sin hacer.
-Lo llevo sin hacer porque nunca explica cómo hacerlo.
-En eso llevas razón, pero tú tampoco pones mucho empeño en entenderlo cuando te pones a hacer la tarea.
-Me da pereza.
-No tienes remedio -ambas sonreímos.

  Alice es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Nos lo contamos todo, absolutamente todo. Bueno, excepto lo de Dan, eso aún no se lo he dicho porque sé perfectamente que me dirá que me estoy equivocando. Aún así, es mi hermana y la quiero muchísimo.

-Uy mira, ahí está Mark, voy a saludarlo -Mark es el chico que le gusta, y no va a saludarlo, se va con él a la planta de arriba para, según ella, 'hablar', aunque usan la lengua para otra cosa.
-Sí, saludarlo.
-Luego nos vemos, rubia -la verdad es que no soy rubia, pero ella me llama así y yo a ella morena, aunque ella es rubia.

15:00p.m.

  Salgo del instituto, me despido de los demás y me pongo los cascos de nuevo. Camino hacia la parada del autobús. Cuando llega aún no esta allí. Cambio de canción y me quedo mirando fijamente al frente. Vaya mierda de día. Odio los lunes, a muerte, no los soporto.
  El autobú llega, pero algo falla, Dan no está aquí y siempre cogemos el autobús a la misma vez. ¿Qué le habrá pasado? Miro alrededor pero no, no llega. Me subo al autobús, hay muchísima gente, esto es muy raro. Busco bien y veo un asiento que no está ocupado. Ando rapido hasta allí y me siento. Miro por la ventana y veo a Dan llegar corriendo. Se habrá quedado castigado o algo, no sé. Sube al autobús y el único asiento que quedaba libre estaba a mi lado.

-Perdona, ¿está libre? -señala el asiento.
-Sí, sí -asiento nerviosa.
-Gracias -se sienta a mi lado y saca su móvil.

  Dios, creo que me va a dar algo, Dan, el chico malo, el guapo, mi amor platónico, está sentado a mi lado. Me ha alegrado el lunes y eso que sólo me ha sonreído.